Refundación de la Democracia II
Para mí, la libertad, la igualdad y la fraternidad son la base del sistema democrático, y por ello, la base sobre la que debemos construir el entramado social. Pero además, son valores inseparables, y su desarrollo debe realizarse al unísono. Nadie construye un edificio sin muros de carga, pero tampoco nadie lo construye solo con muros de carga. ¿Os imagináis un mundo de personas libres que no sean iguales? o ¿un mundo de personas iguales que no sean libres?. Al menos no es el mundo que yo quiero construir y al que yo aspiro, y por supuesto, no es el mundo que nos merecemos.
Estamos perdiendo derechos, lo estamos perdiendo lentamente, nos lo están quitando, como diría Josefina Samper, con suavidad.
Probablemente la Reforma Laboral que acaban de aprobar, si se hubiera hecho hace 10 años, nos hubiera levantado a todos, pero son “muy listos”, lo están haciendo lentamente, casi sin darnos cuenta, una reforma sobre otra y cada una de ella peor para el trabajador.
Probablemente, sin nos hubieran bajado el sueldo un 30 por ciento de una vez, hubieran logrado nuestra repulsa, pero lo están haciendo casi de forma imperceptible y enfrentando a unos trabajadores contra otros, a los que trabajan contra los que no trabajan, a los jubilados contra los que están en activo, a los empleados públicos con el resto de trabajadores, a los nacionales contra los extranjeros.
Como yo no tengo hijos en edad escolar, ¿qué me importa que suban las tasas o se acabe con la educación pública?.
Como yo no estoy enfermo nunca, ¿qué me importa que no haya hospitales, que la lista de espera aumenten, o que haya que esperar para recibir quimioterapia.
Como yo no soy jubilado ¿ qué me importa a mí, que las pensiones sean ridículas?.
Como yo no soy parado ¿qué me importa a mi lo que les pase a las personas cuando se les acaba la prestación por desempleo?.
Y de eso se aprovechan, como yo no soy …
Y aquí, entra la fraternidad, que no es más que el apoyo mutuo, en ver en el otro al hermano, en ponerse en su lugar, en no preocuparte en el lugar que ocupes en la construcción de esa sociedad, sino querer ser parte de esta construcción. Saber que es tan importante ser una piedra en el muro de carga que parte del hermoso capitel corintio. Que todos somos necesarios y ninguno sustituible.
Por último, quiero recordar aquel poema de Martin Niemöller titulado “Cuando los nazis vinieron por los comunistas”
No lo olvides, si ahora no te revelas ante la violencia cometida hacia otros, cuando vengan a por ti, no habrá nadie que te defienda. Sólo una verdadera democracia construye una sociedad de hombres libres, iguales y hermanados.
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