Acababa de entrar la primavera aquel
martes 14 de abril de 1931, fecha de la proclamación de la Segunda República. Multitud
de viandantes caminaban por el centro de la capital. Parecía un día de verbena.
Muchas de esas personas, llevaban prendidas con alfileres banderas tricolores
que se repartían de forma espontanea por las calles. Algunas transeúntes
llevaban gorros frigios sobre sus cabezas. Otras mujeres se afanaban por coser
banderas tricolores que se habían convertido en símbolo de la República y que
pronto adornarían los balcones de muchos edificios madrileños.
Pasquines repartidos desde la Casa
del Pueblo anunciaba la inminente proclamación de la tan esperada República.
Muchos taxistas llevaban escarapelas tricolores y banderas rojas que colocaban
en las ventanillas de los autos. A su paso, por ese Madrid florido, eran
saludados alegremente por madrileñas y madrileños que eran respondidos por los
cláxones.
Todo un clamor que nadie podrá
olvidar y para muchos el día más feliz de su vida: “Todo Madrid rebosaba alegría...
Cantos, abrazos y besos. ¿Besos? Sí, la
gente se miraba a los ojos, se cogía de las manos y se besaba alborozada...
pero, sobre todo, se quería. Aquel 14 de abril, la gente en Madrid se quiso
como nunca".
El edificio de Correos y Telégrafos,
hoy sede del Ayuntamiento de Madrid, en Cibeles, fue el primer centro oficial
madrileño donde ondeó la bandera tricolor, a primera hora de la tarde. La
multitud comenzó a concentrarse de forma espontanea en la Puerta del Sol, donde
estaba el Ministerio de Gobernación, actual sede de la Comunidad de Madrid.
En esos momentos estaba reunido, muy
cerca de allí, en la casa de Miguel Maura, el comité Revolucionario, aquél que
meses antes había nacido en San Sebastián y que representaba a la mayor parte
de las fuerzas republicanas españolas. Sus componentes decidieron dirigirse al
palacio de Gobernación pensando que serían detenidos. Un acto más de
patriotismo que aquellos hombres hacían por su amada España.
Miguel Maura llamó a la puerta de
Gobernación diciendo: «Señores,
paso al Gobierno de la República». Tras traspasar sus puertas
comprobaron incrédulos que los guardias civiles no solo no les detenían sino
que se cuadraban a su paso. Desde el balcón de ese edificio que mira hacia la
puerta del Sol y señala el kilometro cero de España el gobierno Provisional de
la República se dirigió por primera vez al pueblo. Oficialmente España ya era
Republicana.
¡VIVA LA REPÚBLICA!
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